MENTIRAS DE GÉNERO


El término "violencia de género" se ha extendido en nuestra sociedad gracias a los medios de comunicación hasta tal punto, que la sociedad toma como verdades absolutas muchas ideas que directamente son mentiras y, por si fuera poco, mentiras que esconden los oscuros objetivos políticos de las alimañas humanas que las fomentan. Son a menudo mentiras que esconden una pequeña parte de verdad, y ya se sabe que las medias verdades son siempre las mentiras más efectivas. El propósito de este artículo es analizar en profundidad dichas mentiras y aportar un poco de sentido común y claridad.

La primera trampa que esconde este término es que no existe tal cosa como "violencia de género", no existe. Claro que existen mujeres maltratadas y asesinadas por hombres, por supuesto que sí. ¿Quién en su sano juicio podría negar tal obviedad? Y sí, es horrible que esto ocurra. Resulta indignante tener que aclarar algo tan obvio, pero con frecuencia los defensores de esta ideología tratan de caricaturizar a las personas que no compramos este discurso tramposo como una especie de monstruos a los que nos divierte ver cómo matan mujeres. Así nos mantienen amordazados y con miedo a expresarnos, no sea que nuestra reputación quede instantáneamente dilapidada. Si atendemos a la motivación de la Ley Integral de Violencia de Género, nos encontramos con la torticera definición de "violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo". Esto es radicalmente falso. El móvil de este tipo de delitos no es la condición de mujer de la víctima, eso es un mero hecho anecdótico que no tiene nada que ver con el delito en sí. El delito se comete por otro tipo de causas, entre las que cabría mencionar una relación de pareja disfuncional, motivos económicos, drogodependencia, trastornos mentales, etc. Esta argucia se hace fácilmente identificable a poco que nos hagamos las preguntas adecuadas. Una de esas preguntas debería ser: ¿por qué el delincuente no agrede a cualquier mujer al azar, por ejemplo a una mujer con la que se cruce por la calle? Si el móvil del delito fuese su condición de mujer, entonces cualquier mujer debería ser una víctima potencial. Estos delincuentes no atacan a mujeres al azar con las que no tienen ningún tipo de relación, sino que es en dicha relación donde encontramos las verdaderas causas.

El objetivo de esta falacia es centrar el foco de atención en la palabra "mujer". De esta forma, segmentamos el conjunto de personas agredidas a un único rasgo identitario. Pero la realidad no funciona así. Una mujer puede ser a su vez de raza negra. ¿Hablaríamos entonces de "violencia racial"? También puede ser de clase alta. ¿Significaría eso que se trata de "violencia de clase"?  Podría tratarse de una mujer extranjera. ¿Estaríamos ante un caso de "violencia xenófoba"? Todo este planteamiento se torna absurdo en el momento en el que dejamos de ver el rasgo identitario y enfocamos la vista en el individuo. ¿Y qué se consigue con esto? Se consigue inculcar el miedo en las mujeres. Mujeres que salen a la calle viendo peligros en cada esquina, en cada sombra. Y el miedo genera una necesidad de seguridad personal, una necesidad que rápidamente acuden a satisfacer los mismos que inculcaron dicho miedo en primer lugar. Oferta y demanda. Es pura mercadotecnia política. Esta gente no quiere que las mujeres se sientan seguras y a salvo, sino que vivan atemorizadas, porque en el momento en que desaparezca su miedo, ellos dejan de tener nada que ofrecerles. Esta gentuza hace del miedo su modelo de negocio. ¡Y claro que el mundo es un lugar peligroso! Te pueden violar, te pueden matar, te pueden robar o te puede caer un meteorito en la cabeza. Así es como funciona el mundo. Pero la solución no es vivir con miedo, sino vivir con precaución, que es muy distinto. Si a estas personas les importase lo más mínimo la integridad física de las mujeres, entonces se dedicarían a investigar las causas reales por las que sufren violencia e intentarían corregirlas una a una en la medida humanamente posible. Pero no lo hacen, no porque sean incompetentes, sino porque no les interesa. Lo que les interesa es tener a mujeres atemorizadas y ser ellos los únicos que les ofrezcan esa seguridad que tanto anhelan.
 

La segunda trampa es aún menos obvia. Se trata de la palabra "género", lo cual es otra mentira. Las personas no tenemos género, sino que tenemos sexo (hombre y mujer). Son las cosas las que tienen género (masculino y femenino). Algunos podrían pensar que esto no es más que una inconcreción fruto del azar o de la mala suerte, pero lo cierto es que se trata de algo completamente premeditado y consciente. ¡No cometáis el error de subestimar a esta gente y pensar que no saben lo que hacen! Lo saben perfectamente y son muy buenos haciendo que la gente piense así. Y tiene consecuencias pensar así. Esto da pie a pensar en mujeres de género masculino y viceversa (ideología de género). Llegados a este punto, el "género" vendría a equipararse con la manera de sentir de cada individuo. Esto quiere decir que habría tantos géneros como estados de ánimo y personas en el mundo, lo cual equivale a decir que no existen hombres y mujeres como tales.

El objetivo de este engaño no es otro que anular la identidad de las personas. Si no eres ni hombre ni mujer, se anula automáticamente cualquier referencia cultural al sexo de cada uno. Y esto forma parte a su vez de una campaña mucho más amplia. También se busca anular la identidad religiosa. Por ello es que atacan sistemáticamente a la Iglesia Católica. No seré yo quien defienda a la Iglesia, no me malinterpretéis, pero no estoy dispuesto a dejar que me manipulen. ¿Por qué no atacan también al Islam? Porque en Occidente no somos musulmanes y no hay nada que atacar. Nosotros, independientemente de que creamos o no en Dios, nos hemos criado en la cultura del catolicismo. Es por ello que en nuestra sociedad está mal vista la infidelidad ("No cometerás adulterio"), mientras que en otras culturas la poligamia no tiene esa connotación negativa (los musulmanes, por ejemplo, pueden tener múltiples esposas y está socialmente aceptado). Y lo mismo ocurre con la identidad política (por ejemplo, el ataque a la identidad como españoles, algo que todos habréis visto en numerosas ocasiones), y también con cualquier otro tipo de identidad personal. ¿Y cuál es el propósito de esta campaña de deshumanización? Es muy sencillo: si nadie posee ningún tipo de identidad sexual, religiosa, política, social, etc., entonces todos somos iguales en la nada. Todos formamos parte de un conjunto homogéneo. Es irónico que esta gentuza que trata de homogeneizar a la sociedad a su convenciencia sea la misma que luego te habla de "diversidad". Y en ese conjunto homogéneo es más fácil manipular a las personas para que vayan en la dirección que nosotros queramos, ya que las personas son sociables por naturaleza y necesitan de la aprobación de sus semejantes, necesitan pertenecer al grupo. Nadie quiere ser estigmatizado y apartado. Esto es algo que se ha demostrado con evidencia empírica desde hace muchísimo tiempo. El ejemplo más claro es el experimento de Solomon Asch (dejo vídeo aquí abajo). En el momento en que un individuo tenga una identidad propia que lo diferencie de ese grupo homogéneo, entonces empieza a recibir todo tipo de ataques que le empujan a querer volver al redil. Al que no se cree la mentira de la "violencia de género", se le llama "machista". "Tránsfobo" es el que no acepta creer que el sexo es algo maleable. "Fascista" es aquel que se siente español (o de cualquier otro país occidental). "Ultracatólico" es el apelativo que le endosan a cualquiera con inclinaciones religiosas. Pero jamás oiréis nada parecido a "ultraislamista", "ultracomunista" o "heterófobo". ¿Por qué? Porque esos ataques no son casuales o aleatorios, sino premeditados y persiguen un fin concreto: mantener a los borregos todos juntos, donde son fácilmente manipulables.

La tercera y última trampa se esconde en el objeto de la presunta protección y seguridad que ofrecen. ¿Por qué no nos venden protección y seguridad para todas las personas, independientemente de su condición? ¿No son ellos mismos los que se llenan la boca con la palabra "igualdad"? ¿Por qué se centran en rasgos identitarios como "mujer", "homosexual" o "transgénero"? No es porque estas personas se encuentren en especial situación de desprotección. Si acudimos a las estadísticas, observamos que la violencia interpersonal se produce sobre los hombres con una frecuencia tres veces mayor que sobre las mujeres. Dicho de otra forma: de cada 3 asesinatos, 2 se producen sobre hombres y 1 sobre mujeres (independientemente del sexo del agresor). Por lo tanto, lo lógico sería centrarse en los hombres, si es que no existen recursos suficientes para abarcar a todos (lo cual sería absurdo de principio a fin, además de una clara discriminación).

¿Cuál es el propósito de esta trampa? Debido a cuestiones históricas y culturales muy extensas y complicadas de explicar, existen rasgos identitarios que se prestan más al victimismo que otros. Un hombre será por lo general más reacio que una mujer a tener una autoconcepción de víctima. Yo no estoy diciendo que esto sea ni bueno ni malo, ni que me guste o me deje de gustar. Estoy diciendo simplemente que la trayectoria de la Humanidad ha configurado las cosas de esa manera. Por poner un ejemplo sencillo, la frase "¡uy, me he roto una uña!", ¿a quién se la atribuiríais: a un hombre o a una mujer? Por supuesto que hombres y mujeres tenemos uñas y que estas son susceptibles de romperse, claro que sí. ¿Pero en quién pensáis cuando leéis esa frase? Pensar así no convierte a nadie en machista o misógino, es simplemente una cuestión cultural. Para que nadie se sienta ofendido, pensad si queréis en esta otra frase: "Esta noche voy a triunfar". No es que las mujeres no puedan salir a ligar, pero todos sabemos a quién identificaríais con esta frase. Es algo natural y no hay nada de malo en ver el mundo tal y como es. Las mentiras de género usan palabras y códigos para atraer la atención de las personas más susceptibles de caer en la trampa, y estas personas a las que hacemos víctimas reaccionarán ante sus potenciales enemigos. Esas mujeres a las que les hemos inculcado el miedo en el cuerpo tratarán de enfrentarse a sus supuestos atacantes, los hombres ("machete al machote"). No a los delincuentes, no, sino a los hombres por el mero hecho de serlo. Les bombardearán día y noche diciéndoles que son violadores en potencia, que llevan la violencia en el ADN. Y estos hombres van a tener que elegir. La opción más inocua será convertirse en lo que comúnmente se conoce como "aliados". Y la escogerán porque no quieren ser excluidos de la sociedad, no quieren ser repudiados. Los que no cedan ante esta extorsión, serán tildados de "machistas", de "monstruos". Se les deshumanizará y se les tratará como productos fallidos de la sociedad, aunque no hayan hecho nada para merecerlo. De esta forma, ya no serán los promotores de las mentiras de género los encargados de meter a más personas en el corralito de los borregos, sino que otros les estarán haciendo el trabajo. ¡Y gratis! De igual manera que somos más proclives a ver una película por recomendación de un conocido, que porque nos la vendan los medios de comunicación, esta forma de coerción es mucho más efectiva cuando se produce en el entorno personal.


Este artículo no está ni mucho menos orientado a intentar conseguir que nos parezca bien que se agreda, se maltrate o se discrimine a ninguna persona. ¡Por favor, no penséis eso porque no es verdad! El propósito de un servidor es ayudaros a entender que hay personas ahí fuera dispuestas a aprovecharse de vuestra buena fe, de vuestros buenos sentimientos, para usaros como borregos y lucrarse a vuestra costa. ¡No se lo permitáis! No es necesario que cambiéis vuestros valores y de repente os convirtáis en unos monstruos insensibles. Yo no os estoy pidiendo nada ni remotamente parecido. Tenemos todas las piezas del rompecabezas, pero nos falta montarlas. Sabemos de sobras que las élites políticas nos mienten a diario y que no les importamos lo más mínimo. Sabemos que invierten cantidades ingentes de dinero en manipularnos. Sabemos que nadie destina dinero a una causa si no espera obtener algo con ello. Sabemos que quieren más para ellos y menos para nosotros. Sabemos que cuentan con asesores que les entrenan en el uso de palabras concretas en sus discursos para conseguir sus fines. Juntad las piezas y lo veréis. ¿Tan increíble resultaría pensar que todo esto de la "ideología de género" no es más que otra forma de aprovecharse de vosotros? No os están protegiendo de nada, al contrario, os están chupando la sangre. Abrid los ojos.

Antes de concluir este artículo, me gustaría que viérais este vídeo de Irene Montero y que lo viérais teniendo en mente todo lo dicho anteriormente. Veréis reflejadas con claridad cada una de las ideas que he expuesto: inculcar el sentimiento de víctima y de miedo, ofrecerse a sí mismos como la salvación. Y por cierto, es de traca oír a una mujer cuya experiencia laboral se reduce a 3 meses como cajera y que ahora ejerce como Ministra del Gobierno de España, quejarse de que digan que "está ahí por haberse acostado con el jefe".

 
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Comentarios

  1. Como siempre un interesante artículo (ya los echábamos de menos) con el que coincido plenamente. Sólo haría una objeción: No estoy de acuerdo en que no se ataque al islamismo porque en España no haya mucha gente de esta religión (lo cual es cierto) sino porque al catolicismo y a los católicos se les puede ofender, humillar, que no levantarán la mano contra sus ofensores, todo lo más irán a algún tribunal para oír a un juez decir que no es delito, sólo libertad de expresión; sin embargo, cuando se ofende al islam se corre el peligro de que te maten (ejemplo Charlie Hebdo) y, claro, eso son palabras mayores (es decir, en el fondo son unos cobardes, que atacan a quien saben que no se van a defender sino con las armas de la ley).
    Un saludo y mis felicitaciones por tan interesante artículo,

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    1. Pues sí, al Islam no se lo conoce precisamente por poner la otra mejilla. Totalmente cierto. Muchas gracias por tu comentario.

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