VENDO ROTILOS


Me tiene intrigado pensar cuántos de mis lectores sabrán lo que es un rotilo, una palabra caída en desuso hace más de 400 años, cuando desapareció la figura del vendedor ambulante que va de pueblo en pueblo vendiendo crecepelos y pócimas para el mal de amores. Probablemente muchos no sabréis lo que es un rotilo, pero os daré una pista: se trata o bien de una piedra plana con una pequeña cavidad para contener líquidos, o de una herramienta de escritura. ¿Qué creéis que es? Haced una pausa aquí para pensar la respuesta antes de continuar al siguiente párrafo.

Un rotilo no es nada, es una palabra inventada que no significa nada. Y, aunque inventada, es una palabra que ha llegado a vosotros a través de mí. Es decir, ya conocéis la palabra. Si yo usara todo el poder del mass media para poner esa palabra en la radio, en la televisión y en Internet las 24 horas del día, el número de personas que llegaría a conocer esa palabra sería incalculable. Y entonces acudiríais a mí, pretendiendo comprarme un rotilo, puesto que yo ya os habría aleccionado de sus múltiples virtudes. Algunos os iríais a casa con una piedra o un bolígrafo en el bolsillo. ¿Qué más da? Vosotros conocéis la palabra, pero no sois capaces de relacionarla con algo concreto. Puede ser una piedra, un bolígrafo o un hipopótamo. ¿Qué más da?
"La forma en que empleas la palabra “Dios” no muestra en quién piensas, sino lo que piensas".
- Ludwig Wittgenstein.
Esta es una cuestión de la que se ha hablado mucho en filosofía. Wittgenstein, un estudioso de la Hermenéutica, habló de la imposibilidad de saber lo que es Dios, ya que esa palabra no se puede asociar con nada que exista en el mundo real, de forma que no podemos tomar esa cosa como referencia para confirmarlo o refutarlo. Sin duda, eso explicaría cómo la humanidad ha tenido dioses que tiran rayos por los ojos, otros que incendian zarzas en medio del campo u otros incluso que te sacan el corazón y lo ponen en una balanza junto a una pluma.

Seguro que a estas alturas de tan aburrido artículo estáis ya pensando qué diablos le puede aportar esto a uno de una manera práctica de cara a su vida diaria. ¿Cuántas veces creéis que os han llamado "fascistas" en Internet? En mi caso, probablemente más de 100 veces. Si le preguntárais a alguna de esas personas qué es el fascismo, ¿qué pensáis que os responderán? Vaguedades, nada concreto en el 99% de los casos, siendo generosos. Entonces, si no saben qué es el fascismo, ¿cómo pueden identificar quién es fascista y quién no? A lo mejor, ellos son fascistas y no lo saben. O a lo mejor son comunistas, o son guijarros, o bolígrafos o hipopótamos. ¿Qué más da? Ellos dirán que tú eres fascista y que ellos son socialistas, por decir algo. ¿Les preguntamos también lo que es el socialismo, a ver qué pasa?

Ahora quiero que me acompañéis en esta pequeña reflexión acerca de cómo debe ser la vida de alguien acostumbrado a funcionar mediante etiquetas, pero sin un razonamiento intelectual que las acompañe. Cuando a esa persona le llega una nueva información, ¿qué creéis que hace? Supongamos que dicha información viene en forma de noticia de algún diario. Esa persona va a leer el titular y no va a entrar a leer la noticia. El titular está bien, es cómodo, se lee en medio segundo, no hace falta pensar y no hace falta nada. En ese titular pueden aparecer todo tipo de palabros "extraños". Ultraderecha, extrema derecha, PIB, Prima de Riesgo, Multiculturalismo, Sororidad, Suicidio Ampliado, Tortilla Deconstruida o Rotilo. ¿Qué más da? Estoy seguro de que todos vosotros conocéis todas estas palabras, o al menos la mayoría. Las habéis escuchado y sabéis que hay por ahí gente que habla y opina sobre estas cosas. Entonces, digo yo que tienen que ser importantes, ¿no? Y tú quieres participar de lo que es importante, ¡cómo no! Si naciste después de la era de Internet, tarde o temprano no podrás resistir la tentación de hablar en las redes sociales de alguna de esas cosas que son tan importantes. Serás uno de esos que opinará que el Multiculturalismo es lo más de lo más e intercambiarás todo tipo de insultos con cualquiera que ose decir lo contrario. Un día es el Multiculturalismo y otro día son los Rotilos. ¿Qué más da?

Pensar de esa manera tiene consecuencias, no sale gratis. Sócrates decía que el sentido del voto no era una habilidad intuitiva, sino una habilidad que debía ser entrenada y fomentada desde la infancia. Supongamos que eres socialista, o al menos te consideras tal. Votas a un partido que se autodenomina socialista y ese partido sale elegido para gobernar durante 4 años. ¿Cómo puedes evaluar si ese partido está cumpliendo con tus ideales o si está haciendo todo lo contrario? ¿Qué criterio seguirás para determinar si te están vendiendo guijarros o bolígrafos? Puede que tú quieras guijarros y ellos te den bolígrafos, o viceversa. ¿De qué manera puedes asegurarte de que te están dando lo que tú quieres? A lo mejor el partido que crees socialista es en realidad fascista y no te estás enterando. Puede que sean conservadores y te digan que son progresistas. Puede que estén en contra de la libertad individual de los que no piensan como ellos y te cuenten historias preciosas sobre la libertad de expresión. ¿Qué más da?

No es que no sepáis hacerlo. ¿No me creéis? Os lo demostraré. Cuando érais niños y se acercaba la Navidad, ¿verdad que hacíais una lista con cosas que queríais? Queríais una bicicleta, un poni y un cochecito infantil. Cuando os levantábais temprano esa mañana tan especial, mirábais el árbol y veíais tres regalos. Efectivamente, eran las tres cosas que había en vuestra lista. Si en lugar de una bicicleta os hubieran regalado un jersey, os daríais cuenta de que no es lo que habíais pedido. Y estaríais más o menos disgustados con el cambio. Sabéis hacerlo.

El problema está en que desde vuestra más tierna infancia os han condicionado para que no lo hagáis. Fijáos en las películas de Disney. La industria de Walt Disney os ha vendido un esquema de pensamiento concreto para que lo utilicéis siempre y en todo momento en vuestra vida diaria. En sus películas, siempre está el caballero andante, que representa todas las virtudes habidas y por haber; y la bruja mala, que es la suma de todas las vilezas que puede perpetrar un ser humano. El Yin y el Yang. El Cielo y el Infierno. Comunismo y Fascismo. Ese es de hecho un gran ejemplo. Desde que érais niños, os han bombardeado con lo horrible y perverso que es el Fascismo. Nunca os explicaron lo que es, solamente que era muy malo. Por lo tanto, muchos habéis asumido automáticamente que entonces el Comunismo es bueno. Habréis visto muchas veces por ahí que alguien dice "¡Yo soy comunista, abajo el fascismo!". Esta dicotomía de buenos y malos es el esquema mental que os han enseñado a usar. Vais a usar este esquema para asumir sin pensar que el Comunismo es William Wallace clamando libertad mientras lo torturan y lo matan, y que el Fascismo es el Rey Eduardo I arrojando homosexuales por la ventana. Porque, ¿qué más da que yo os hable de Comunismo, de Fascismo o de Rotilos?  ¿Qué más da?
"La idiotez es una enfermedad extraordinaria: no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás".
- Voltaire.
La máxima de la Democracia es que el poder emana del pueblo. El pueblo elige a unas cuantas personas para que representen sus ideas en un lugar de debate y los poderes públicos se ponen al servicio de la voluntad popular. Ahora pensad en vuestro compañero de trabajo, vuestro vecino, incluso en personas con las que convivís. ¿Qué veis? Sé que duele mucho reconocer la ignorancia en personas por las que sentimos aprecio, pero la verdad es lo único que nos hace libres. Responded con el corazón: ¿qué veis a vuestro alrededor? Cuando el pueblo renuncia al deber de pensar, pierde su derecho a la libertad y pasa a ser esclavo de los poderes públicos. Antes de despedirme, me gustaría haceros una última pregunta, a vosotros que me estáis leyendo: ¿en qué momento de vuestra infancia alguien le dedicó al menos un minuto de su tiempo a explicaros que todo derecho debe ir siempre acompañado de una responsabilidad?

¿Qué más da? Yo solamente vendo rotilos. Buenos, bonitos y baratos. Alivian el ardor estomacal, previenen la caída del cabello, potencian la libido y curan el dolor de muelas. Algunos efectos secundarios normales pueden ser úlceras, pérdida de cabello y de deseo sexual, así como también una alta probabilidad de caries. Pero no hay de qué preocuparse, son efectos secundarios totalmente normales ¿Qué más da lo que yo pueda querer venderte, si tú no te ocupas de saber qué es lo que quieres comprarme?

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Comentarios

  1. Y así (con suerte) llega el día en que te das cuenta que ese partido, al que votabas con la ilusión de que te iba a solucionar todos tus problemas, te ha ido cercenando poco a poco tus derechos más elementales, te ha empobrecido y ha llevado al país a una situación de la que será muy difícil salir.
    ¿Entonces qué dirás? No me dí cuenta, no lo vi venir .... Y digo eso con suerte, porque siempre habrá los que disculpen todo y le echen la culpa a los otros.
    De todas formas, aunque parece un comentario negativo, no pierdo la esperanza de que cada vez sea más la gente que se de cuenta de que no se pueden dejar pasar algunas cosas, porque puede que nunca las recuperes.
    Magnifico artículo como siempre. Gracias.

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