ANTORCHAS Y GUADAÑAS
Hay un asunto que no logro quitarme de la cabeza. Tengo otros dos artículos en fase borrador, esperando. Y no quiero escribir sobre el COVID-19 ni sobre toda esta carnicería despiadada que se está llevando a cabo como resultado en el ámbito político. No consigo terminar de comprender el fondo del tema de este artículo en su totalidad, muchas zonas son lagunas oscuras, inescrutables para mí. Puedo orbitar un poco alrededor de la idea principal, aunque aún se me escapan muchos misterios. Pero a veces es expresando con palabras esas dudas como llegamos a resolverlas. El tema en cuestión está relacionado con el comportamiento de la sociedad, de las personas, porque pareciera que necesitáramos seguir todos algún tipo de fe o religión. Históricamente, la fe ha sido el arma que hemos inventado para poder sobrellevar la incertidumbre que implica estar vivos. Siempre se trata de una serie de dogmas alrededor de los cuales articulamos nuestros valores personales, de manera que, ante el caos de nuestras vidas, erigimos ese poderoso monumento a la muerte de la razón para tener algo seguro a lo que poder agarrarnos.
Poca gente va a la iglesia desde hace más de tres décadas. Y no les culpo, la verdad. La Iglesia Católica
ha tenido siglos para pervertir y corromper el concepto de "Dios" y
gobernar mediante la seducción y el terror. Pero es cierto lo que dijo Nietzsche
de que Dios había muerto. La radio le asestó una estocada letal, pero
finalmente ha sido la televisión la que ha acabado con él. La televisión
es buena, nos proporciona satisfacción inmediata por una cantidad
inexistente de esfuerzo. ¿Alguien podría negar que es infinitamente más
cómodo que leer y pensar? Leer es malo, pensar es malo. La televisión es
buena. ¡Pero ay de la pobre televisión, que le está viendo las orejas
al lobo ante el imparable avance de Internet! Internet es algo bueno,
nos proporciona acceso inmediato a todo tipo de información. ¿Alguien
sabe cuántas calorías quema uno haciendo clic con el ratón? Yo diría que
muchas, precisamente no. Internet es algo bueno. Puedes incluso
llevarlo en el bolsillo, aunque solo lo uses para publicar fotos tuyas
poniendo morritos delante del espejo del baño. Internet es bueno, y
fácil. No seas demasiado crítico con las cosas. Al fin y al cabo, eso
rompe la concordia y no queremos eso, ¿verdad? No necesitas
cuestionarte las cosas, simplemente te sientas delante de la pantalla y
eliges entre nuestro selecto (porque lo hemos seleccionado nosotros a
conciencia y conveniencia) catálogo de ideologías. ¡Elige la tuya! Internet es algo
bueno, fácil y enriquecedor.
Si escogiste el Pack Feminista,
vas a alucinar con su contenido como nunca lo habías soñado. Podrás
ponerte en la piel de una superheroína empoderada que arriesga su vida
luchando contra el malvado Patriarcado, al mismo tiempo que señala con el dedo al machista para impartir justicia. ¿Quién da más? Pero si quieres más, tal vez te gustaría echarle un vistazo a nuestro Pack Vegano, con el que vivirás en carne propia (¡jajaja, juego de palabras!) la experiencia de combatir desde las trincheras de Twitter a esos consumidores de productos de origen animal,
esa... escoria, señalarlos como tales y hacer del mundo un sitio mejor.
Lamentablemente, hemos agotado las existencias de nuestro Pack Inquisición,
en el que nuestros anteriores clientes satisfechos han podido disfrutar
la experiencia más real de la lucha contra Satanás y la enorme
satisfacción que produce señalar con el dedo al hereje e impartir justicia divina con antorchas y guadañas.
Y es exactamente así. Pasan los siglos y solo cambian las apariencias. Tenemos palabras mucho más modernas como sinónimos de "hereje". Hemos sustituido las iglesias por los podcasts. Y hemos cambiado las antorchas por las querellas penales, los delitos de odio o los juzgados para hombres. Pero sigue siendo lo mismo...
Cuando uno funciona mendiante dogmas e ideologías, siempre parte de esquemas de pensamiento incompletos que no permiten articular una idea a otra. Por poner como ejemplo el feminismo, el principal dogma que emplea es el de "el feminismo es igualdad". Si este es nuestro esquema mental, no tenemos ningún control sobre los pensamientos que este genera automáticamente. Para empezar, el de que la igualdad es algo bueno. Por lo tanto, si un partido político enarbola la bandera de la igualdad, entonces es bueno y lo que haga en nombre de esta igualdad será bueno también. En ese nivel teórico tan limitado, todo encaja. Es sencillo de entender y no requiere ningún tipo de estudio, perspectiva histórica o conocimiento. Y es precisamente en esos entresijos que nos abre la razón donde encontramos innumerables fallas lógicas. Hay que hacer caso a los refranes, ¿o no recordamos ya que "El Diablo está en los detalles"? "Igualdad" e "igualitarismo" no son la misma cosa. La primera consiste en darles a todos los competidores de la carrera las mismas oportunidades de ganar, demostrando así su valía individual. La segunda consiste en establecer ventajas para los más lentos y desventajas para los más rápidos para que todos lleguen a la meta al mismo tiempo. Ambas son incompatibles y opuestas. Además, ¿cuál es el motivo por el cual celebramos una carrera, sino el de crear una desigualdad? En una carrera basada en la igualdad, el mejor llega a serlo generando una desigualdad sobre el resto de corredores, mientras que en una basada en el igualitarismo, todos los corredores ganan, por lo que la competición pierde su razón de ser. Si todos ganamos, ¿qué incentivos le quedan a uno para querer llegar a ser un corredor excepcional y destacar sobre el resto? Pero habíamos partido de la base de que la igualdad era algo bueno y que la desigualdad era algo malo, ¿no? A ver si va a ser que nos equivocamos y era al revés... La igualdad plantea un escenario en el que todos somos iguales en la línea de salida, pero que aspira a alcanzar la desigualdad en la línea de meta (llegar a ser el mejor). El igualitarismo plantea justamente lo contrario, que seamos todos desiguales en la línea de salida para poder llegar a ser iguales en la línea de meta (todos son "el mejor"). Por lo tanto, la igualdad fomenta el esfuerzo y la superación personal, mientras que el igualitarismo fomenta la mediocridad y el conformismo. Así que, cuando un partido político me habla de "igualdad", pero también de "cuotas de género", estamos ante una incoherencia manifiesta. Yo solamente puedo descubrir esa falla cuando uso la razón, mientras que los dogmas no me permiten hacerlo. Los dogmas solo sirven para ser repetidos una y otra vez, pero no nos conducen a nada. Si yo creo realmente en la igualdad y apoyo a un partido que dice creer en lo mismo que yo, pero al que realmente le mueve el igualitarismo, entonces mis pobres esquemas mentales me están engañando para que traicione mis principios. Por eso necesitamos oír voces distintas y permitirle a cada una su espacio. Por eso no puede ser todo homogéneo y perfecto. Por eso mucha gente no se da cuenta de que, cuando ellos creen honestamente estar luchando del lado de los justos, con gran frecuencia hacen exactamente lo contrario, sin saberlo, como pollos corriendo sin cabeza. La fe ciega, irracional y totalitaria no es más que ignorancia. Y da igual que estos fanáticos sean muchos y hagan mucho ruido, solamente la razón y el intercambio de ideas puede lograr una sociedad mejor. Y para ello es necesario que haya libertad de expresión.
Y es exactamente así. Pasan los siglos y solo cambian las apariencias. Tenemos palabras mucho más modernas como sinónimos de "hereje". Hemos sustituido las iglesias por los podcasts. Y hemos cambiado las antorchas por las querellas penales, los delitos de odio o los juzgados para hombres. Pero sigue siendo lo mismo...
Cuando uno funciona mendiante dogmas e ideologías, siempre parte de esquemas de pensamiento incompletos que no permiten articular una idea a otra. Por poner como ejemplo el feminismo, el principal dogma que emplea es el de "el feminismo es igualdad". Si este es nuestro esquema mental, no tenemos ningún control sobre los pensamientos que este genera automáticamente. Para empezar, el de que la igualdad es algo bueno. Por lo tanto, si un partido político enarbola la bandera de la igualdad, entonces es bueno y lo que haga en nombre de esta igualdad será bueno también. En ese nivel teórico tan limitado, todo encaja. Es sencillo de entender y no requiere ningún tipo de estudio, perspectiva histórica o conocimiento. Y es precisamente en esos entresijos que nos abre la razón donde encontramos innumerables fallas lógicas. Hay que hacer caso a los refranes, ¿o no recordamos ya que "El Diablo está en los detalles"? "Igualdad" e "igualitarismo" no son la misma cosa. La primera consiste en darles a todos los competidores de la carrera las mismas oportunidades de ganar, demostrando así su valía individual. La segunda consiste en establecer ventajas para los más lentos y desventajas para los más rápidos para que todos lleguen a la meta al mismo tiempo. Ambas son incompatibles y opuestas. Además, ¿cuál es el motivo por el cual celebramos una carrera, sino el de crear una desigualdad? En una carrera basada en la igualdad, el mejor llega a serlo generando una desigualdad sobre el resto de corredores, mientras que en una basada en el igualitarismo, todos los corredores ganan, por lo que la competición pierde su razón de ser. Si todos ganamos, ¿qué incentivos le quedan a uno para querer llegar a ser un corredor excepcional y destacar sobre el resto? Pero habíamos partido de la base de que la igualdad era algo bueno y que la desigualdad era algo malo, ¿no? A ver si va a ser que nos equivocamos y era al revés... La igualdad plantea un escenario en el que todos somos iguales en la línea de salida, pero que aspira a alcanzar la desigualdad en la línea de meta (llegar a ser el mejor). El igualitarismo plantea justamente lo contrario, que seamos todos desiguales en la línea de salida para poder llegar a ser iguales en la línea de meta (todos son "el mejor"). Por lo tanto, la igualdad fomenta el esfuerzo y la superación personal, mientras que el igualitarismo fomenta la mediocridad y el conformismo. Así que, cuando un partido político me habla de "igualdad", pero también de "cuotas de género", estamos ante una incoherencia manifiesta. Yo solamente puedo descubrir esa falla cuando uso la razón, mientras que los dogmas no me permiten hacerlo. Los dogmas solo sirven para ser repetidos una y otra vez, pero no nos conducen a nada. Si yo creo realmente en la igualdad y apoyo a un partido que dice creer en lo mismo que yo, pero al que realmente le mueve el igualitarismo, entonces mis pobres esquemas mentales me están engañando para que traicione mis principios. Por eso necesitamos oír voces distintas y permitirle a cada una su espacio. Por eso no puede ser todo homogéneo y perfecto. Por eso mucha gente no se da cuenta de que, cuando ellos creen honestamente estar luchando del lado de los justos, con gran frecuencia hacen exactamente lo contrario, sin saberlo, como pollos corriendo sin cabeza. La fe ciega, irracional y totalitaria no es más que ignorancia. Y da igual que estos fanáticos sean muchos y hagan mucho ruido, solamente la razón y el intercambio de ideas puede lograr una sociedad mejor. Y para ello es necesario que haya libertad de expresión.
Hubo
un tipo llamado Galileo al que se le ocurrió la idea de usar su libertad
de expresión para decirle a los demás que la Tierra giraba alrededor del Sol. Daba
igual la cantidad de datos astrofísicos que aportara. Daba igual incluso
que los encadenara al telescopio durante días para verlo por ellos
mismos. Simplemente, eran impermeables a la razón. Tenían una fe ciega
en que aquello no podía ser cierto, incluso si jamás en su vida se
molestaron en investigar sobre el tema. No, especialmente si nunca se
molestaron. Al fin y al cabo, todo el mundo sabía que es el Sol el que
gira alrededor de la Tierra. Y como todo el mundo estaba de acuerdo con
eso, entonces era cierto. Por lo tanto, Galileo mentía. Me pregunto qué
pintorescos adjetivos le endosaría el pueblo llano a alguien como él.
¿Cómo se diría "tránsfobo" o "ultraderecha" en la Florencia del s. XVI?
Galileo murió en el encierro. Ya se veía venir. Se pasaba todo el día
con su discurso de odio, fomentando las fake news sobre el Sistema Solar
y en general comportándose como un fascista.
No
logro comprender por qué ocurre esto. ¿Cuántos siglos más necesitamos
para construir una sociedad que fomente el raciocinio y rechace el
sectarismo religioso? ¿Cuánto tiempo más necesita la humanidad para actuar como sapiens? Lo único que nos separa de las bestias es la capacidad de razonar pero, inexplicablemente, a menudo preferimos comportarnos como bestias. Nadie hoy en día se atrevería a decir de la Inquisición que representaba el bien, el progreso y la virtud. Sin embargo, nuestra sociedad actual está por todos lados rodeada de más antorchas y más guadañas, y sin embargo se envuelve a sí misma con el manto del "progresismo". Y muerto el perro, se acabó la rabia. Con la Iglesia Católica, al menos solo teníamos una ideología, dentro de la cual más o menos podía haber cohesión social. Si te salías de ese corral, te quemaban vivo, pero al menos el corral era grande y había mucha gente dentro. Ahora nuestras antorchas vienen con pegatinas del Ché Guevara y nuestras guadañas están pintadas con los colores de la bandera LGTBI, pero vivimos actualmente en corralitos cada vez más pequeños y más numerosos, como si fueran pequeños guetos intelectuales. Y cuanto más disfrutan usando sus antorchas y guadañas, con más fuerza proclaman ser los defensores de la libertad, la igualdad y la justicia. Y yo me pregunto: ¿se le puede llamar "progreso" a algo así? ¿Cuál es la parte "sapiens" en todo eso? ¿Acaso somos bestias que una vez soñaron que eran humanos? Mientras cada uno encuentra su respuesta a esta gran incógnita, me
gustaría dar las gracias a todos mis lectores, no sería lo mismo sin
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"A la larga, mis observaciones me han convencido de que algunos hombres, razonando de manera absurda, primero establecen en sus mentes una conclusión que, ya sea por ser propia o por haberla recibido de alguna persona que tiene toda su confianza, los impresiona tan profundamente que a uno le resulta imposible sacárselo de la cabeza".
- Galileo Galilei
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