INTELIGENCIA EMOCIONAL


Hace años, en una de mis muchas visitas al aeropuerto de El Prat, como de costumbre, compré un libro. Se trataba del best seller de Daniel Goleman titulado "Inteligencia Emocional". Casi me lo leí entero durante el vuelo, y creo que el resto lo acabé a los dos días. ¿Sabéis qué aprendí? Absolutamente nada. No es un libro que se pueda leer de corrido. Tienes que leerlo muy poco a poco, ir asimilándolo mientras vas viviendo la vida. Y es un libro que se debería consultar de vez en cuando.

Con el paso del tiempo, creo que he empezado a entender qué significa esto. Y tenía las piezas del puzle delante de mí, pero no las había conseguido juntar hasta hace poco. La clave la encontré en una de tantas broncas que tuve con mi padre cuando era adolescente. Él me dijo: "me estás haciendo enfadar", y yo le respondí: "yo no te estoy haciendo enfadar, tú te estás enfadando".

Y esa anécdota me hizo reflexionar. ¿Sabéis cuando resbaláis en público y os metéis una hostia de órdago? Uno puede pensar que la reacción natural es sentir vergüenza y preguntarse si alguien lo habrá visto, levantarse y continuar con una sensación de ridículo. ¿Pero qué pasa si, en vez de eso, te descojonas de ti mismo? El culo te va a doler igual, pero la sensación no es de ridículo cuando eres capaz de reírte de ti mismo. Es el mismo hecho, pero son dos reacciones completamente distintas.
Esto es la prueba de que el hecho objetivo (lo que pasó) no condiciona nuestra manera de afrontarlo (nuestras emociones). Es decir, que eres tú quien elige cómo sentirse, no la circunstancia en sí. Por supuesto, existen circunstancias más difíciles de manejar que otras. Pero saber manejar una gran variedad de ellas es síntoma de una inteligencia emocional alta. Puedes verle el lado positivo a un despido laboral, o a la muerte de una mascota, o a lo que sea. Lo bueno de la inteligencia emocional es que se puede entrenar sin más límites que los que uno se imponga.

Y tras esta reflexión, creo que empiezo a entender qué es eso de "tener autoestima", algo de lo que siempre he carecido. Me alegra haberlo descubierto antes de cumplir los 40. Hay gente que nunca lo llega a aprender.

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