LA SATISFACCIÓN ES LA MUERTE



Es una famosa frase del escritor irlandés (y borracho empedernido) George Bernard Shaw. ¿Sabéis qué significa?

Imaginad que queréis un mejor trabajo. Lo obtenéis. Queréis una pareja. La obtenéis. Queréis dinero. Lo obtenéis. Una mansión, un castillo, una isla. Una moto, un coche de lujo, un jet privado. Y lo obtenéis.

¿Y luego, qué? ¿Qué ocurre cuando la lista de cosas que deseáis conseguir se acorta más y más hasta desaparecer? Que te tiras por un acantilado, eso ocurre.
Esto nos indica que el motor de nuestras vidas no es el deseo de adquirir cosas, sino el sufrimiento que nos provoca la propia vida. Quieres un trabajo mejor cuando te sientes desgraciado con el que tienes. Quieres una pareja cuando te sientes solo. Quieres dinero cuando te sientes pobre. Y usas todo ese sufrimiento para adaptarte, evolucionar y convertirte en una mejor versión de ti mismo.

Pero hay dos tipos de sufrimiento: el que te hace caminar, y el que hace que te estanques. Hay veces en las que el sufrimiento nos paraliza. Nos quedamos quietos, llorando en un rincón, esperando que la vida solucione todos nuestros problemas. Ese tipo de sufrimiento es infértil, inútil, no aporta nada.
Así que, desde la humildad, creo que es sabio decir que hay que aprender a ver el sufrimiento que nos trae la vida como algo positivo, aunque duela. No hay que huir del dolor y esconderse, sino usarlo como motivación para alcanzar la felicidad.

Porque ni el castillo, ni el jet privado, son lo que te hace feliz. En realidad, lo que te hace feliz es el camino que tuviste que recorrer para dejar de ser lo que eras hasta convertirte en lo que eres ahora.
Recuérdalo la próxima vez que la vida te dé una patada en el trasero.

Comentarios

  1. Ese es el camino. Sigue en él y persevera. Me ha llegado lo que escribes.

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