MARXISMO CULTURAL


Seguro que todos habéis oído este término más de una vez. "¡El marxismo, el marxismo!". Pues bien, ¿qué es el marxismo? Hubo una vez un loco llamado Karl Marx que filosofó acerca de las desigualdades sociales. Él sostenía que dicha desigualdad tenía su origen en la diferencia de poder adquisitivo de los ciudadanos, a los cuales separaba en obreros y empresarios. Esto es lo que Marx denominó como "Estructura". A raíz de esa desigualdad, se desataba toda una serie de consecuencias culturales, como por ejemplo que ricos y pobres no pudieran viajar en el mismo vagón del tren. A estas consecuencias, Marx las denominó "Superestructura".

Entendiendo ya estos términos, Marx proponía alcanzar la igualdad social mediante un enfrentamiento, que denominó como "Lucha de clases". Los pobres debían luchar contra los ricos y despojarlos de todos sus bienes. Después, esas riquezas serían repartidas equitativamente entre cada ciudadano. Esta es la esencia del comunismo. Resulta evidente que Marx era un loco, puesto que, aún suponiendo que fuera posible alcanzar dicho fin sin destruir a la sociedad por completo, ¿cuánto duraría? Un ciudadano invertiría su dinero en un negocio y prosperaría, mientras que otro lo perdería todo apostando, y volveríamos otra vez al punto de partida. Sería necesaria otra lucha de clases. Y seguiríamos así hasta que no quedara títere con cabeza.

Existe un punto de inflexión en la Historia que cambió por completo la concepción del marxismo, y ocurre exactamente el 26 de Diciembre de 1991, cuando se desmonta la Unión Soviética. El comunismo había fracasado a nivel mundial, había demostrado ser un modelo político que solo conducía al hambre y la miseria. Pero el comunismo no desapareció, sino que se transformó, cual oruga en mariposa, y adoptó diferentes formas. Veamos algunas de ellas.

Inmediatamente después de la caída de la URSS, el Foro de Sao Paulo, un colectivo político de la izquierda en Latinoamérica, inició el movimiento indigenista. Este movimiento colocaba a España como figura opresora por la conquista de América hace 500 años a manos de Hernán Cortés y el resto de la tropa, mientras que marcaba como oprimidos a las personas con ancestros latinos, mayoritariamente aztecas. Por ese motivo, hoy por hoy sigue habiendo gente que, en su ignorancia, sigue prefiriendo más el estilo de arrancarle el corazón a una persona en lo alto de una pirámide y ofrecérselo en sacrificio a sus dioses. Y por ese motivo, el actual Presidente de México, Manuel López Obrador, exigió recientemente a nuestro Rey Felipe VI que se disculpara en nombre de la Nación por cosas que hicieron otras personas que llevan 500 años criando malvas.

El marxismo también empapó el movimiento feminista, hasta entonces noble, pero lo hizo bastante antes de la caída de la URSS. Concretamente, dos feministas fueron las responsables en 1970 al escribir cada una su propio libro: Kate Millet con "Política Sexual" y Shulamith Firestone con "La Dialéctica del Sexo". En este caso, la mujer es el obrero, y el hombre, el empresario. Y la forma de resolver esa supuesta desigualdad es llevar a cabo la "Lucha de sexos". ¿Nunca habéis oído eso de "la violencia estructural del Patriarcado opresor"? ¿No os suena eso de "Estructura"? Es exactamente lo mismo que dijo Marx, cambiando unos nombres por otros. Pero al final, el resultado sigue siendo la confrontación, no la búsqueda de la igualdad.

El marxismo cultural ha empapado todos y cada uno de los movimientos modernos. Otro ejemplo muy claro lo tenemos en el independentismo catalán. Cataluña es el obrero y el Estado Español es el empresario. Y ya no es el "Patriarcado", sino el "Franquismo". Les cuesta enterarse de que Franco lleva muerto 44 años, ¡pero bien que la lían con el Monumento a los Caídos! Y ya no es la "opresión machista", sino el "Espanya ens roba". Y la "Lucha de clases" se transforma en "El Procés". Y de ahí sale más confrontación gratuita, que además no aporta ninguna solución. Se ha instigado a los independentistas a querer independizarse de España porque les roban, no les escuchan y hay corrupción. De la misma forma que ocurría con el marxismo clásico, que era una lucha sin fin, ¿qué ocurriría con una Cataluña independiente? ¡Pues que serían sus propios dirigentes los que ahora les robarían, no les escucharían y practicarían la corrupción como estilo de vida! ¿Y entonces, qué? ¿Montamos otro movimiento para fracturar aún más la República de los Países Catalanes? Es una lucha eterna que solo conduce a la miseria. Y es por eso que las calles de Barcelona están en llamas estos días.

Incluso el movimiento LGTBI está ahora impregnado de marxismo cultural, y también partió de una base noble. El heterosexual es el nuevo empresario, mientras que todos los demás son los nuevos obreros. Pasaron de demandar respeto por sus personas a inventarse adjetivos que jamás han existido, como "homófobo" o "tránsfobo". Según la Organización Mundial de la Salud, una fobia es "una aversión desproporcionada e irracional ante un estímulo concreto que se presenta por una duración de más de 6 meses y causa dificultades para llevar una vida normal". En todo caso, una persona que sufre una auténtica fobia, como pueden ser la agorafobia o la aracnofobia, merece compasión. Se trata de una persona que sufre y no puede tener una vida normal. Sin embargo, el colectivo LGTBI la usa como arma arrojadiza, y sin compasión alguna. Cuando alguien disiente de lo que diga el colectivo LGTBI (y frecuentemente, resulta que entre ellos hay muchos gays, lesbianas y bisexuales), entonces es un "homófobo", un "tránsfobo". Esto significa que es una mala persona, un degenerado, un enfermo mental. ¿Veis el movimiento pendular de todo este absurdo? No hace tanto, en los años '70, a los gays se los consideraba malas personas ("¿pero hijo, has intentado no ser gay? ¿es que acaso no te hemos dado una buena educación?"); se los consideraba degenerados ("esparciendo el SIDA por el mundo, la enfermedad de los degenerados"); y se los consideraba enfermos mentales ("terapia cognitivo conductual para corregir el trastorno homosexual"). ¡Y ahora, ellos hacen exactamente lo mismo con los heterosexuales!

Y podríamos seguir con el veganismo, el animalismo, el antirracismo... Pero creo que sería un ejercicio tremendamente agotador explicarlos todos. Simplemente, hay que saber detectar los ingredientes: un oprimido, un opresor y una lucha entre ambos. Y saber que siempre acaban todos igual: sangre y miseria.

¿De verdad queréis pasar el resto de vuestras vidas luchando para que otros se lucren a vuestra costa?
Yo no.

Os dejo esta maravilla de vídeo de Antonio Escohotado hablando sobre la figura de Karl Marx y el comunismo.

¡Hasta la próxima, mis queridos lectores!




Comentarios

  1. Muy acertado e inteligente artículo, además de muy instructivo. Debería enseñarse todo esto en los colegios ....

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    1. Muchas gracias por comentar. No creo que les interese mucho que las nuevas generaciones conozcan este tipo de información.

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