DEMOCRACIA: ESE MAL NECESARIO


Puede que algunos no sepan que Sócrates, máximo exponente de la filosofía griega, era una persona que estaba en contra de la democracia. La sociedad contemporánea está acostumbrada a creer que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno que hemos sido capaces de inventar. Esta publicación tiene como principal objetivo reflexionar acerca de las virtudes y de los defectos de la democracia en contraposición con otros modelos políticos.
"Reyes o gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben mandar".
- Sócrates.
Sócrates sostenía la idea de que, en democracia, el pueblo necesitaba estar debidamente educado como para ser capaz de discernir qué persona era digna de gobernar. Él opinaba que votar en unas elecciones era una habilidad, no una intuición aleatoria, y que dicha habilidad debía ser fomentada y entrenada. Permitir que una ciudadanía sin la formación adecuada decida el rumbo de una nación es igual de irresponsable que poner a un chimpancé al mando de un avión de pasajeros. Precisamente debido a estas ideas, Sócrates fue juzgado por un jurado formado por 500 atenienses y condenado a muerte bebiendo cicuta.

Vivimos en unos tiempos en los que la gente se niega a aceptar que todo derecho lleva aparejada consigo una responsabilidad. Cuando se te otorga el derecho a decidir el futuro de tu nación, es tu responsabilidad instruirte de manera consciente, implicada y meditada en conocer los problemas de que adolece tu patria, sus causas y sus posibles soluciones. Y, a partir de ahí, elegir al representante político que ponga en práctica esas soluciones. Pero el ser humano es vago por naturaleza y se conforma con muy poco. Es preferible ir a la fiesta de la cerveza en la playa, que pasarse un día en la biblioteca leyendo. Es ahí cuando el espíritu de la democracia se pervierte y deja de ser democracia para transformarse en demagogia. O en otras palabras: la democracia enferma se convierte en la idiocracia.
“Más que la verdad, el demagogo dice lo que el público quiere oír.”
- José Ramon Ayllón.
La demagogia, la demagogia... Ay, es una palabra que oímos muy a menudo, pero estoy seguro de que no todo el mundo sabe qué significa realmente. La demagogia no es ni más ni menos que el arte de regalarle los oídos al pueblo para obtener poder y utilizar dicho poder, no para el beneficio del pueblo, sino para beneficio propio. En la sociedad moderna, tenemos todo tipo de mecanismos para esparcir la demagogia de los charlatanes que tratan de adueñarse del mundo: la televisión, internet, las redes sociales... incluso el boca a boca. Lanza un mensaje a las masas, repítelo el tiempo que sea necesario y, eventualmente, todos creerán que es la verdad. Igual que cuando la radio te machaca día y noche con la canción del verano hasta conseguir hacerte creer que una canción que habla sobre una barbacoa es una obra maestra. Pero entonces, ¿qué alternativas existen frente a la democracia demagógica?
“Dictadura: Sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio”.
- Enrique Jardiel Poncela.
El primer sistema que me viene a la mente es la dictadura. En una dictadura, existe un Jefe de Estado, que atesora el poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Aún si llegáramos a encontrar esa increíble rareza de la especie humana, ese dictador virtuoso, bienintencionado, sabio, competente y formado... ¿cuánto tiempo tardaría alguno de sus súbditos en apuñalarlo mientras duerme y ocupar su lugar? Y, en caso de no tener la suerte de contar con un dictador con estas características, ¿cuánto mal le podría hacer a la sociedad una persona malvada dotada de tanto poder? Hemos hecho experimentos en ese sentido muchas veces... Julio César, Mao Zedong, Adolf Hitler, Iósif Stalin, Ramsés II o incluso Gengis Khan. Ninguno de ellos ha tenido buen resultado. ¿Y por qué? Bajo mi humilde opinión, en contraposición a Rosseau y en consonancia con el pensamiento de Maquiavelo, el hombre es malo por naturaleza.
"Cuando pienso en los males que he visto y sufrido a causa de los odios nacionales, me digo que todo descansa sobre una odiosa mentira: el amor a la patria".
- León Tolstói.
En el otro extremo del espectro político tenemos el modelo del anarquismo. Válgame Dios que el entendimiento de este término ha sido retorcido, distorsionado y difuminado a conciencia por aquellos que ostentan el poder y por miedo a perder dicho poder. Algunos creen que el anarquismo consiste en quemarlo todo, saquear, violar y matar de forma desenfrenada. Esto no es para nada así. Más que con la concepción del anarquismo de Mijaíl Bakunin, yo prefiero quedarme con el modelo de León Tolstói, que defendía el "anarquismo cristiano" como modelo de organización política. Estaríamos hablando de una sociedad en la que no existiría la figura de un Estado regulador, que te dijera lo que puedes y no puedes hacer. En su lugar, serían las personas las que, aplicando los valores cristianos (no matarás, no robarás, no cometerás adulterio, etc.) adquirirían la capacidad de regularse a sí mismos y mantener la paz. Hemos visto funcionar este modelo en el pasado, como por ejemplo en algunas tribus indias, como los indios Hopi o los Pima. Esta concepción de organización social se ha demostrado ligeramente eficaz en poblaciones pequeñas, pero rotundamente fallida en grandes poblaciones. La explicación vuelve a ser la misma: el hombre es malo por naturaleza. Siempre habrá alguien que trate de obtener más de lo que le corresponde, y es ahí cuando debe actuar la Ley.
“La virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”.
- Aristóteles.
Habiendo explorado los confines de las posibles configuraciones políticas, desde la dictadura hasta el anarquismo, Maquiavelo se sigue demostrando acertado en sus conclusiones acerca de la humanidad. Es la maldad intrínseca del hombre lo que impide que, tanto el anarquismo, como la dictadura, puedan resultar beneficiosas para la sociedad. Por lo tanto, la respuesta debe encontrarse, tal y como dijo Aristóteles, en el término medio. No puedo sino estimar que la democracia, puestos en esta tesitura, es el menor de los males. La democracia es, por tanto, un mal necesario.

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Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo.
    No hay mas que ver a Venezuela o Bolivia. Un pueblo necesita educacion y con ella es posible que puedan elegir mejor a sus gobernantes.
    Siempre terminamos en lo importante que es la educacion.
    Aunque no es la panacea, conozco personas inteligentes y con formacion pero, sin embargo, ambas cosas se ven condicionadas por el sectarismo.
    No hay mayor ciego que el que no quiere ver.

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    1. Muchas gracias por tu comentario. La idea de esta publicación surgió como consecuencia a los resultados electorales del pasado 10N. Pienso que han sido muy pocos los que han votado con cabeza. Y no estoy diciendo con esto que haya una respuesta correcta y el resto sean todas incorrectas. Se puede votar a una opción correcta por los motivos equivocados, y viceversa. Pienso que necesitamos esforzarnos más, mucho más.

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  2. Totalmente de acuerdo con tu publicación y de que la democracia es la opción menos mala. Según mi opinión y experiencia no nos educan políticamente ni conocemos la historia de España para hacernos un idea de nuestras inquietudes y necesidades. A esto se le suma la nueva generación de jóvenes denominados ni ni por la crisis económica ( ni estudian ni trabajan) que no presentan interés personal por la sociedad que les rodea ni se plantean metas. De ahí también su dejadez o poca información política

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