UN PATRÓN QUE SE REPITE


No es ningún secreto que las redes sociales y las páginas de opinión se han convertido en un estercolero de insultos y odios de todo tipo, pero especialmente en lo que respecta a la política. Es frecuente observar o formar parte de algún altercado en el que haya dos personas que votan a partidos políticos distintos y aparentemente opuestos, donde se profieren el uno al otro todo tipo de descalificaciones, difamaciones y amenazas sin saber siquiera por qué. Este comportamiento es sencillamente absurdo. Estas personas están equivocando sus lealtades. Los ciudadanos elegimos a nuestros representantes políticos mediante el voto. Si resulta que nuestros dirigentes traicionan los motivos por los cuales fueron votados, es de rigor indignarse, pero más aún aquellos que sí les votaron. Pero, por alguna razón que no logro comprender, eso no ocurre. En su lugar, el votante del PSOE, por nombrar al que ahora mismo ostenta el Poder Ejecutivo, defiende a Pedro Sánchez contra otro ciudadano. Estas personas deberían pararse por un momento a pensar qué tamaño puede tener la casa de Pedro Sánchez, y no me refiero a La Moncloa. Pero bueno, es igual, hablemos del tamaño de la casa del Vicepresidente Pablo Iglesias. Que estas personas me digan cuántas veces cabe su piso de 60 metros cuadrados en la suma de todas sus propiedades. Estas personas se dedican a atacar a sus potenciales aliados (otros ciudadanos de a pie que tampoco tienen ni cuneta donde caerse muertos) en favor de los mismos que los usan para robarles la libertad, el futuro y el dinero. Conozco términos varios,  como "sectarismo" o "disonancia cognitiva", que podrían definir este comportamiento, pero incluso así no logro a comprender qué clase de mecanismo mental lleva a las personas, con gran frecuencia, a actuar como borregos y tirar piedras contra su propio tejado de esa manera.


Pero es un comportamiento que se repite en muchos ámbitos distintos y en determinadas personas, que no todas, evidentemente. Se observa claramente en el mundo del fútbol. Tenemos al aficionado de un equipo determinado, animando a este desde las gradas contra su rival. El árbitro pita falta contra uno de los jugadores de su equipo. El aficionado se indigna ante la falta, ¡cómo es posible tamaña desfachatez! Y se enfrenta también a los aficionados del equipo contrario, los cuales no ven falta alguna. Se diría entonces que esa persona ve en el juego limpio una virtud que enriquece el mundo del deporte. Sin embargo, ¿qué pasa cuando la falta va en sentido contrario? Es también muy frecuente ver que esas personas se oponen al criterio del árbitro en esos casos y decir que "ni le ha rozado, que deje de hacer película", incluso cuando es obvio que sí le ha dado. En ese momento, el noble pilar que sostiene el nombre de su equipo resulta no ser nada más que la ilusión de que creen en el juego limpio y de que eso hace que dejen de ser meros hooligans. Y una vez más, les recomendaría comparar su coche con el de Messi. La persona que tienen en las gradas de enfrente, o incluso el árbitro, seguramente tendrá más en común con él, que con Messi o cualquier otro. Les diría que la satisfacción de vivir acorde a una virturd vale mucho más que la lealtad a un equipo de fútbol que jamás hará nada por ellos. ¿Por qué este comportamiento?


Y aún seguimos observando este patrón una y otra vez. ¿Qué pasa con el feminismo moderno? Ese feminismo que trata de hacer creer a las mujeres que viven en la más absoluta opresión, mientras que de la opresión que sufra una mujer cualquiera en Afganistán aún no han dicho palabra, para que entidades varias reciban miles de millones de euros, dinero que se queda en sus bolsillos y no se destina a luchar contra esa supuesta opresión. Ya lo vimos en Andalucía, cuando se destapó que de los presupuestos del Instituto de la Mujer tan solo llegaba realmente un 2.8%. ¿Sabéis qué significa eso? Significa que por cada euro recibido, a la mujer le han dado menos de 3 céntimos. Dinero destinado a una causa irreal que se pierde por el camino sin cumplir con su cometido. Y sería lógico pensar que las primeras en indignarse ante este descubrimiento serían las mujeres feministas, pero no, la lógica brilla por su ausencia. Las mujeres feministas, guiadas como borregos por Unidas Podemos, se tiran al cuello de aquellos que han destapado este lavadero de dinero, VOX, en contra de sus propios intereses y en favor de un partido político que se lucra a base de inculcarles un tóxico sentimiento victimista. Y digo "tóxico" porque eso se extiende, como un virus, una plaga. Y por el camino pierden a su aliado natural, el varón; pierden la satisfacción de sentirse orgullosas de sus propios méritos, y cambian ese orgullo por insultantes cuotas de género; pierden incluso la tranquilidad de caminar por la calle sin miedo, siendo España el quinto país más seguro del mundo para las mujeres. El que busque seguridad absoluta, se ha equivocado de universo. ¿Por qué tiran piedras contra su propio tejado?


¿Es que acaso nos han programado sin saberlo para comportarnos así? ¿O será que simplemente saben realmente cuál es la condición humana y han aprendido a sacarle provecho? Yo pienso que puede ser una mezcla de ambas cosas. Observemos el movimiento secesionista catalán. Se envolvieron en la bandera del "España ens roba" y comenzaron a seguir a Jordi Pujol y a sus socios, que del primero al último han robado más que en cualquier otra comunidad autónoma. El Consejo General del Poder Judicial emitió un informe en 2017 que analizaba los casos de corrupción entre 2015 y 2016. Un total de 1.378 personas fueron llevadas ante los tribunales por corruptelas varias, de entre los cuales 303 provenían de las instituciones catalanas, que encabezaban la lista, mientras que en segundo lugar estaban Andalucía, con 153 encausados y Madrid el tercero, con 145. Esto significa que ni sumando a la segunda y tercera alcanzan a igualar siquiera a la comunidad autónoma líder indiscutible en corrupcción: Cataluña. Y deberían ser los propios independentistas los que dijeran "no nos gusta la corrupción, así que no seguiremos a esta gente", pero no, eso no es lo que ocurre. Hay una parte de la población que prefiere ir contra sus propios intereses (que no les roben) y ejercer la violencia institucional, mediática, social, verbal y física contra el resto de España. Porque, para aquellos que se lo perdieran en su día, las calles catalanas aún no se han recuperado de los incendios y el vandalismo perpetrado por sus propios habitantes contra sus propias ciudades. ¿Por qué tiran piedras contra su propio tejado, por qué?

¿Por qué se repite siempre este patrón? ¿Es que nadie más lo ve? Pues, si solamente lo veo yo, ¿qué hago, que no estoy sacándole partido? Igual yo podría comprarme una casita en Galapagar, una modesta, con una piscina pequeñita. Igual podría también conducir un Lamborghini Veneno. Y pasearme por todos lados montado en mi Falcon. ¿Por qué no?

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Comentarios

  1. ¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué? Yo tampoco lo entiendo pero es la realidad, muy bien contada por cierto.
    Un saludo,

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  2. Una vez más, mi sentir, mis pensamientos, en tus acertadas palabras. Gracias por hacerme sentir un poco más acompañada en este mundo loco y sin sentido.

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