SALARIO MÍNIMO INTERPROFESIONAL


En esta entrada me he propuesto explicar, de forma muy sencilla y mundana, un concepto de economía básica, que es el Salario Mínimo Interprofesional ("SMI" de ahora en adelante) y de cómo afecta a la sociedad aumentarlo o reducirlo. Los socialistas, que tanto presumen siempre de velar por el interés social, argumentarán que es imprescindible que las personas de a pie cobren cuanto más, mejor, ya que así están ayudando a la clase trabajadora frente a la clase pudiente. Esto es radicalmente falso. Es más, es justo de esa manera como contribuimos a hacer ricos a los más ricos y más pobres a los pobres. ¿Listos para la explicación? Pues vamos allá.

Vamos a obviar en esta explicación los costes para el empresario en lo referente a la cotización en la Seguridad Social, para no complicarnos. Además, vamos a trabajar con números redondos por el mismo motivo. La empresa X se dedica a producir leche y tiene 10 trabajadores, siendo el SMI de 1000€ mensuales. De este modo, las nóminas de estos trabajadores suponen para la empresa un gasto de 10.000€ al mes. Sus costes operativos (producción, distribución, etc.) son de otros 10.000€ mensuales. Sabemos que las empresas existen para obtener beneficios (no son ONGs). ¿Cuál es el margen de beneficios de esta empresa? Para responder a esta pregunta, simplemente debemos restar los gastos a los ingresos. Supongamos que los ingresos de la empresa (vender leche) hacen un total de 24.000€ mensuales. Entonces, su margen de beneficios será de 24.000 -10.000 -10.000 = 4.000€.

Entendido esto, ahora vamos a ver lo que pasa cuando se aumenta el SMI en 200€. Las nóminas pasan a suponer un gasto de 12.000€ mensuales (obviando, como ya dije, las cotizaciones y demás). De esta manera, el margen de beneficios de la empresa se reduciría a la mitad, 2.000€. Hay que tener en cuenta que, desde que el ciudadano de a pie empieza a cobrar más hasta que eso se traduce en un aumento de las ventas de las empresas, puede pasar bastante tiempo. No ocurre de forma inmediata, ya que primero las personas liquidan deudas, ahorran un poco, etc.  A este efecto lo vamos a llamar "curva de adaptación". Ante esto, ¿qué opciones tiene el empresario? Son dos las opciones de que dispone:
  1. El empresario pone 2.000€ de su bolsillo todos los meses para hacer frente a ese incremento de gastos en las nóminas. Esto solo será posible si la empresa tiene liquidez suficiente (dinero ahorrado). Con el tiempo, superará la curva de adaptación y volverá a tener el mismo margen de beneficios que al principio, ya que presumiblemente aumentarán sus ventas.

  2. Si el empresario no dispone de suficiente liquidez, cosa muy frecuente en las PYMEs (Pequeñas y Medianas Empresas), solamente tiene una opción. Dado que no puede reducir gastos en sus costes operativos (o acabaría produciendo y vendiendo menos leche), de donde va a reducir es en nóminas. Así, la empresa X de nuestro ejemplo va a tener que despedir a 2 trabajadores. De esta manera, se ahorrará 2.400€ mensuales, pasando a ser de 4.400€ su nuevo margen de beneficios. 2 trabajadores pasarán a engrosarar las filas del paro, mientras que los 8 que quedan en la empresa estarán haciendo el trabajo de 10 personas (explotación laboral).
¿Y qué empresas son las que sí tienen liquidez? ¡Exacto, las grandes empresas! Vodafone, Zara o Repsol. Las PYMEs, es decir, la zapatería de Doña Rita, tienen que despedir parte de su plantilla o irse a la bancarrota. Y si resulta que Doña Rita está muy cascada ya, por ser ancianita, entonces Doña Rita tiene que cerrar su empresita. Lo redacto así de divertido, con rimas y todo, porque si no es que es para llorar. ¿Sabéis el clásico negocio familiar de churros, o de costura, o de lo que sea que antes había en la esquina? Pues ahora va a ser una tienda de Orange.

Así es como los ricos se hacen aún más ricos, mientras que los pobres se van a las oficinas del INEM a pelear por trabajar para los ricos. ¿Significa esto que debemos resignarnos a vivir cobrando 1.000€? En absoluto. La economía es muy delicada, no se pueden hacer movimientos bruscos, o todo el castillo de naipes se viene abajo enseguida. Para que se pueda aumentar el SMI, es necesario que las empresas aumenten su producción y sus ventas (PIB); pero para que aumente el PIB, es necesario que aumente la demanda; pero para que aumente la demanda, es necesario que aumente la capacidad adquisitiva de los ciudadanos; pero para que su capacidad adquisitiva aumente, tiene que aumentar el SMI. Sí, lo habéis entendido bien: es la pescadilla que se muerde la cola. ¿Y cómo se rompe ese ciclo? Pues disminuyendo la presión fiscal (impuestos) sobre las empresas, que son las que generan empleo. De esta manera, favorecemos la contratación de personas como Doña Rita, para que vuelvan a incorporarse al mundo laboral y nos sigan haciendo zapatos.

¿Y qué está haciendo nuestro nuevo Gobierno social-comunista? ¡Aumentar la presión fiscal sobre las empresas! (Y sobre cualquier persona o cosa susceptible de pagar impuestos). Así que la próxima vez que un progresista os llame "fachas" por no querer aumentar el SMI a lo loco, decidle que es un ignorante. Porque son muchas las veces que uno tiene que aguantar desvaríos del tipo "no hay más tonto, que un obrero de derechas". Es que, para un progresista, el obrero "listo" es Doña Rita con 60 años llorando en las oficinas del INEM porque ha tenido que cerrar la zapatería que heredó de sus padres, para que ahora su antiguo local sea una tienda de Movistar. La inteligencia debe empezar a sustituir a la ignorancia, porque estamos tomando un camino muy peligroso con este infame gobierno que tenemos.

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