LA CULTURA DE LOS OPRIMIDOS



Sin ninguna duda, uno de los principios que rigen en la izquierda política de nuestros días es la concepción colectivista de la sociedad. Desde el punto de vista de la izquierda, de sus políticas, de sus discursos y de todas sus ramificaciones ideológicas, el colectivismo está siempre presente. Para la izquierda, no existen individuos únicos, sino grupos sociales a los que se les asignan diferentes atributos y valores. Dicho de otra forma: la izquierda divide a la sociedad en gremios. Observad sus discursos... siempre hablan del colectivo LGTBI, el colectivo feminista, la "casta", el colectivo inmigrante, el fenómeno okupa, etc. Y siempre hablan de estos gremios como si fueran grupos homogéneos en los que todos los miembros que los integran compartieran las mismas ideas y valores. Esto no es más que una reminiscencia del comunismo y el marxismo cultural que arrastramos desde hace tantos años. Voy a enlazar otro artículo del blog que explica en detalle esta cuestión. Su lectura no es obligatoria para entender esta nueva publicación, pero pienso que va a ayudar mis lectores a ponerse en situación y eso les ayudará a entender el sentido de todo lo que explicaré a continuación.

MARXISMO CULTURAL

Esta visión colectivista de la sociedad no solamente es falsa, sino que además destruye el tejido social y nos anula como individuos. En este artículo, mi intención es explicar este fenómeno, por qué se produce, cómo funciona y cuáles son sus consecuencias.

Elijamos una corriente ideológica de izquierdas cualquiera. Por ejemplo, el feminismo. Si seguís la política en España, estaréis al tanto de que el feminismo es el eje principal que separa a Unidas Podemos (izquierda) de VOX (derecha). Este feminismo moderno (no el feminismo clásico) sostiene la postura marxista de que la mujer vive en una constante opresión por parte del hombre, de múltiples formas y colores. Cuando nos movemos en este tipo de premisas, ya estamos aceptando la idea de que todas las mujeres y todos los hombres tienen la misma condición, que no hay individuos concretos que se comportan de maneras concretas. Es aquí cuando hablamos de "gremios". Y la izquierda le da un valor a cada uno de estos gremios. La mujer es la víctima, la oprimida; el hombre es el agresor, el maltratador. Si alguien duda de que esto es así, le sugiero que busque en internet la campaña financiada por Miguel Ángel Revilla titulada "Hola, soy tu machismo".

Este pensamiento colectivista se cae a trozos en el momento en que nos damos cuenta de que un hombre, aparte de ser hombre, también puede ser... no sé... negro. Si nos vamos al conflicto de gremios entre blancos y negros, el negro es el oprimido y el blanco es el opresor. Entonces, ¿qué pasaría si se produjera un conflicto entre un hombre negro y una mujer blanca? Ya no está tan clara la cosa, porque ambas partes son oprimidos y opresores por igual. ¿Es racista la mujer, o machista el hombre? Ambas actitudes están muy condenadas en nuestra sociedad, de eso no hay duda. ¿Cómo podemos saber de qué lado posicionarnos?

El fallo de base del pensamiento colectivista es que trocea al individuo y se centra únicamente en uno de sus rasgos identitarios. De modo que ahora vamos a subir el listón. Se produce un conflicto entre un hombre negro, rico, discapacitado, inmigrante, delgado, feo, homosexual y cisgénero contra una mujer blanca, pobre, con buena salud, arraigada socialmente, obesa, bonita de cara, heterosexual y transgénero. ¿Qué hacemos en este caso, a quién tratamos de proteger? ¿Quién es el oprimido y quién es el opresor? En el momento en que dejas de ver al colectivo y comienzas a ver al individuo que tienes delante de ti, toda esta farsa se viene abajo. Es todo falso. Es de atrezzo. Es Made in Taiwan.

Y algunos pensaréis: "bueno pero eso es distinto, habría que ver caso por caso". Algunos pensaréis que quizá estoy exagerando. Pues os voy a poner delante de vuestras narices un caso en el que esta forma de pensar sacó lo peor del ser humano.


Nos remontamos al 31 de Octubre de 2018. La Princesa Leonor, de la Casa Real de España, que entonces tenía 13 años, da su primer discurso recitando el primer artículo de la Constitución de 1978. Las redes sociales se incendian. Voy a enlazar una noticia que habla de este asunto, en el que podréis ver algunos comentarios malsanos que se hicieron. Además, voy a citar un comentario concreto, del cual conservo captura de pantalla, pero que no puedo publicar por la Ley de Protección de Datos y porque su cuenta fue eliminada. Pero sí puedo citar el contenido íntegro del tweet y las siglas de la persona que lo publicó. Eso sí, he corregido las innumerables faltas ortográficas de que adolecía para que sea mínimamente inteligible.

INSULTOS A LA PRINCESA LEONOR

El tweet que voy a citar pertenece a una mujer cuyas siglas son C.M.E.P. Dice así:
"Con el dinero que cobra esta chiquilla por ser de la realeza, se podrían salvar cientos de niños del cáncer en un año. A ver si le da cáncer a ella, para que sepa lo que se siente."
¿Qué os parece? Solamente por haber nacido en el seno de la Casa Real, con solo 13 añitos, tiene que ser víctima de estas auténticas atrocidades, producto de personas sin honor. Si eres rico, entonces eres opresor. Si eres pobre, entonces eres oprimido. Por lo tanto, cualquier cosa vale con tal de impartir lo que, aquellos de nosotros que sabemos realmente lo que es la izquierda, sabemos cuál es su nombre: Justicia Social. Es la justicia impartida, no ante personas concretas que han perpetrado actos concretos, sino personas indeterminadas que forman parte de un colectivo determinado y son inocentes o culpables a priori solo por ser quienes son.

Y ahora viene la reflexión que pone fin a este artículo: ¿te consideras una persona o un número? Piénsalo. Y, sobre todo, piensa que lo que escojas puede volverse en tu contra algún día.

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PD: enlazo varios vídeos que tienen cierto peso en todo este artículo y cuyo visionado enriquecerá notablemente su lectura.














Comentarios

  1. Yo creo que se puede pertenecer a una colectividad siempre que se toleren o respeten otras ideas y no vulneren los derechos humanos. Es verdad que muchas veces se opina sin tener información completa y veraz. Por ejemplo sólo tenemos conocimiento por un medio de comunicación y no la sopesamos y analizamos con otros medios. Y creo fervientemente que el anonimato de las redes sociales parece que muchas veces se emplea como desahogo de tensiones y problemas personales dando lugar al insulto y al deseo del mal ajeno. Siento que muchas veces no hay empatía con las situaciones sociales o no se tiene la suficiente información para opinar

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    1. Hola, gracias por tu comentario. Me parece que no has entendido bien el concepto de "colectivismo" que he tratado expresar. Por supuesto que todos pertenecemos a muchos colectivos, eso es obvio. Pero el colectivismo consiste en algo muy distinto: en ignorar los actos individuales y juzgar a las personas en función del colectivo al que pertenezcan. Saludos cordiales.

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