ANÁLISIS: INVESTIDURA DE PEDRO SÁNCHEZ (PARTE 1)

Escribo esta entrada con grandes prisas (apresurada documentación y redacción, revisión, etc.), pero sobre todo, con el corazón encogido en un puño, debido a lo que tantos de nosotros sabían lo que iba a suceder, pero que algunos nos resistíamos a creer. Me estoy refiriendo, cómo no, a la formación del nuevo Gobierno de la Nación Española.

Tras un primer intento de investidura fallido (166 a favor, 165 en contra y 18 abstenciones), Sánchez solo requería mayoría simple (más votos a favor, que en contra). Y hoy lo hemos presenciado. Estoy muy apenado por nuestro futuro, y aclaro que mi opinión no se fundamenta en ideologías, aunque cada uno tenga la suya. No me interesan los "cariñosos" apelativos que, hoy en día, resultan todo un cliché en la política española, ya sabéis... "tú eres un ultra-no-sé-qué", "tú eres un -ista", etc. Es el modus operandi de cada día en el Congreso. No, yo enfoco mi vista en la economía, en datos medibles. No hay sentimientos involucrados en este análisis, a pesar de que un servidor tenga, indefectiblemente, sentimientos propios.

A continuación, un link a un artículo del mes de octubre que explica en detalle lo que ya dije que seguramente pasaría, al mismo tiempo en el que explico la situación económica actual de España.

Y LLEGÓ EL APOCALIPSIS

Este análisis es concordante con las opiniones de economistas de prestigio, como José María Gay de Liébana o Juan Ramón Rallo.

Con esto dicho, es necesario hablar de cuáles son los pilares de la receta económica de este nuevo gobierno (la información está extraída de los propios planfletos de publicidad electoral de PSOE y UNIDAS PODEMOS.

Su modelo económico es, en el mejor de los casos, comparable a otros modelos económicos de países como Oz o Narnia, por nombrar algunos. Está sacado de un mundo de fantasía que se ancla en dos falsedades:

La primera viene referida a que establece que "todo" será gratuito para el ciudadano (dentista público, universidad pública, educación de 0-3 años, etc.). Así viene redactado en su planfleto de propaganda electoral. No, amigos, no... ¿Nadie os dijo nunca que nada es gratis en la vida? Esta palabra es usada por Unidas Podemos para decir que es el Estado el que lo paga, no tú. Y ahora viene el momento en el que las dos neuronas de un servidor se encienden a la vez y se pregunta: ¿y quién le paga al Estado? Exacto, es el contribuyente. Lo que Pablo Iglesias está diciendo es que tú no le vas a pagar ni un céntimo al dentista, ni a la universidad cuando te matricules, nada... en realidad, tú se lo vas a pagar a Pedro Sánchez en forma de impuestos y él les paga a ellos, desconociéndose exactamente qué cantidad del total se destinará efectivamente al servicio del interés general, y no tanto del propio. ¡Pero hey, no temáis! Porque tenemos aquí...

¡La segunda falsedad! Todo esto lo van a costear quitándoselo a los ricos (la Iglesia Católica, las grandes fortunas, los bancos, etc.). Creo que es de rigor entender que, cuando te tratan de quitar algo que es valioso, tú tratas de que no te lo quiten. No estamos hablando de ONGs (e incluso estas se nutren de subvenciones y donaciones varias de personas con intereses concretos). Así que la cuestión no es si la Iglesia, las grandes fortunas y los bancos van a hacer algo al respecto, es hasta qué punto están dispuestos a llegar con tal de impedirlo. Existe una fórmula: "si el Estado me roba a mí, yo le robo al ciudadano". Cuando pidas un préstamo al banco y veas el tipo de interés que te aplican. Lo vas a ver en todas partes. ¿Qué crees que pasará con tu factura de la luz? ¿Subirá o bajará? ¿Puede la legislación española imponer sus intereses sobre Francia, nuestro principal abastecedor de energía, que cuenta con más de 70 centrales nucleares? Y, por supuesto, recortes de plantilla.

En definitiva, que todo va a estar más caro para ti y tu calidad de vida será peor que ahora. Vas a pagar alrededor de 1.000€ más al año por hacer lo mismo. Eso es lo que quiere decir "peor que ahora". ¿Sabéis lo más escalofriante? Que tanto la Iglesia Católica, como las grandes fortunas, así como los bancos, te hacen una factura de cada transacción económica que tienes con ellos perfectamente tasada y desglosada. El Estado, no. Tú le pagas un impuesto que sabes de dónde viene (impuesto de circulación, por ejemplo) pero no sabes a dónde va, ni cuándo llega, ni cuánto llega realmente a su destino legítimo. Yo lo dejo caer...

El dinero no cae de los árboles, lo pagas tú. Y sin factura.

Me despido de vosotros, queridos lectores, que ya sabéis que no sería lo mismo sin vuestra compañía, con una foto de una casa cualquiera elegida completamente al azar del municipio madrileño de Galapagar, para transmitiros con ella una sensación de paz interior y tranquilidad. Además, cuenta la leyenda que también es gratis...

ANÁLISIS: INVESTIDURA DE PEDRO SÁNCHEZ (PARTE 2)